lunes, 30 de junio de 2014

Un paseo por Tijuana

Acabado el viaje por San Diego, tomé la decisión de cruzar la frontera con México. Tuve la suerte de encontrarme con un viejo amigo con el que había vivido algunos viajes. El y su mujer fueron mis guías en el cruce a Tijuana.
La frontera mexicana está a sólo 25 km del centro de San Diego y cruzar al otro lado en  coche se hace rápidamente, simplemente rellenando los formularios de entrada al país, si eres español.
Cruzamos y nos fuimos directamente a la playa de Tijuana. El choque cultural de cruzar la frontera es enorme. En el lado estadounidense, están las hermosas alamedas arregladas en las amplias avenidas, y en el lado mexicano el caos urbano de Tijuana muestra unas calles sucias y llenas de baches muestra claramente que estamos en otro país.







En la playa de Tijuana nos sentamos en un bar al lado del mar y con una cerveza fría y nachos. En el bar una gramola sonando vieja música tradicional mexicana, podíamos ver algunos americanos alternativos que todavía se aventuran a cruzar la frontera, a pesar del peligro.. Con el pánico de la escalada de violencia y el narcotráfico  muchos estadounidenses no se atreven a cruzan la frontera. Seguimos hacia el sur a la ciudad de Ensenada, donde mi amigo me llevó a comer el mejor ceviche de la región de Baja California. En Ensenada nos sentamos en una cantina mexicana de 1860 donde probamos unun Clamato - extraño cóctel a base de cerveza, jugo de tomate, el caldo de almejas Clamato que le da el nombre  y mucha pimienta. En la cantina, buenos "Mariachis" tocabana para el deleite de la gente local.
Después de la visita, era el momento de cruzar la frontera de nuevo. La cola común para los coches, incluso a las once de la noche era casi dos horas. Mi amigo y guía tenía un pase de residente de San Diego, así que pudimos pasar por el carril rápido.